Desarrollo sostenible: una lógica ecosistémica para los agronegocios

 

 

 

 

 

 

Lic. Facundo Neyra para La Nación Campo

El modo como la humanidad ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y unidimensional, sumado a las actuales modalidades de consumo y a la capacidad de la biósfera de absorber los efectos de las actividades humanas, imponen una serie de limitaciones a los recursos del medio ambiente.

La conciencia de la gravedad de la crisis cultural y ecológica necesita traducirse en nuevas conductas, modificando los modelos mentales que se utilizan para analizar los negocios y, de esa manera, acceder a performances superiores. El gran desafío que enfrentamos es poder generar un nuevo diálogo sobre la manera como se está construyendo el futuro del planeta.

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La comunidad internacional ya ha tomado cartas en el asunto, implementando en forma creciente diferentes regulaciones que buscan proteger el medio ambiente, desarrollando de esta manera un marco institucional general que empieza a poner limitaciones a las empresas.

Desde su aparición en el informe Brundtland, el concepto de desarrollo sostenible fue introducido como una forma de eliminar la confrontación existente entre desarrollo y sostenibilidad, poniendo el foco en comprender las interrelaciones, especialmente las que existen entre la economía, la sociedad y el medio natural, y actuar al respecto.

Más allá de esto, quienes determinarán la adopción de iniciativas que permitan llevar el paradigma del desarrollo sostenible de los márgenes a la corriente principal del debate económico global serán las iniciativas empresariales y la presión que ejerzan los consumidores sobre los mercados.

En el mundo de los agronegocios se debate sobre la necesidad de impulsar opciones más sostenibles. Por su naturaleza de intervención en sistemas naturales, es importante encontrar esquemas conceptuales y operativos que permitan comprender y transformar la realidad de los agronegocios aplicando una lógica ecosistémica.

Existen iniciativas que impulsan esta lógica, como los biosistemas integrados, los cuales unen dos o más sistemas biológicos para transformar los residuos orgánicos (líquidos o sólidos) en productos de valor agregado (energía, alimentación animal, abonos naturales, acuicultura, etcétera).

Muchas de las innovaciones aplicadas en los biosistemas integrados son estudiadas por la biomímesis, que toma a la naturaleza como fuente de inspiración de nuevas tecnologías para resolver aquellos problemas humanos que la naturaleza ha resuelto, se elimina el concepto de desecho y se enfoca en reciclar los nutrientes y la energía tal como hace la naturaleza.

En los biosistemas integrados se favorecen los flujos dinámicos del material y la energía, tratando las pérdidas y subproductos de una operación como entradas para otra. De esta manera, reinterpretando los ciclos de la naturaleza los residuos desechados pierden su potencial contaminador y surgirán soluciones que permitirán aumentar la eficiencia en el uso de los recursos, construir industrias competitivas y adoptar innovaciones que generan nuevos productos, empleo y valor agregado.

Se espera que bajo el paradigma del desarrollo sostenible la elección éticamente correcta sea lograr el máximo beneficio, no reducir el daño. El operar ético, según palabras del biólogo y filósofo Humberto Maturana, se sostiene sobre los pilares del saber, el comprender (visión sistémica), y el tener a la mano una acción adecuada a la circunstancia que se vive. Los desafíos son enormes, pero también lo son las nuevas posibilidades que aparecen cuando examinamos los viejos problemas con una nueva perspectiva.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2157718-desarrollo-sostenible-una-logica-ecosistemica-para-los-agronegocios

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