Nota de Ing. Prod. Agrop. Magister Hernán Palau (1) y Ing. Agr. Magister Sebastián Senesi (2) para La Nación.
Hace ya varios años que venimos planteando las ineficiencias económicas, sanitarias, fiscales y de mercado que causa en el sistema de ganados y carne vacuna la media res. Sin embargo, parecería que algo está cambiando. Recordemos que durante el año 2017 la AFIP dictó las RG 3963 y 3964 que introdujeron modificaciones en la modalidad de facturación de las operaciones con ganado vacuno y carnes, creando el Registro Fiscal de Operadores de la Cadena de Producción y Comercialización de Haciendas y Carnes Bovinas y Bubalinas (RFOCB) (obligando a emitir comprobantes electrónicos para respaldar las operaciones de compraventa de hacienda). Se incorporaron también regímenes de percepción, pagos a cuenta y retención de impuestos. Según los organismos oficiales, en ese momento, se suspendieron 57 licencias de faena, se sancionaron a 150 operadores industriales y se suspendieron 10 plantas frigoríficas por irregularidades. A su vez, la recaudación de impuestos en carnes aumentó un 150%.
Asimismo, a través del RUCA se trabajó para mejorar aspectos ligados a la simplificación de trámites vinculados al pre-despacho, la trazabilidad, la simplificación de las operaciones comerciales. En el plano internacional, se llevó adelante un proceso de homogeneización de protocolos con otros países.
A partir del 1 de enero de 2018, se completó la instalación de “cajas negras” (denominadas oficialmente como CEF, Controladores Electrónicos de Faena). El CEF es un equipamiento electrónico criptográfico, con funciones para registrar imagen, peso, fecha, hora de pesada y posición de cada res o media res pesada en los puntos críticos del circuito de faena, permitiendo establecer la correspondencia de la numeración correlativa de las reses trazadas con el romaneo.
Durante ese mismo año, el Gobierno Nacional selló un acuerdo histórico con EEUU, luego de quince años de negociación. Además, se firmaron los acuerdos con el Gobierno chino para exportar carne vacuna enfriada con y sin hueso, y productos pancreáticos para uso industrial. Se trata de una apertura total del mercado de carnes, el cual entrará en vigencia en el corto plazo. Para tener dimensión de lo que estamos hablando, en la Sial de China hace unas horas, una cocinera influencer tuvo más de 500 millones seguidores que vieron en vivo cómo cocinaba carne argentina y lo trasmitía a través de una red social.
En otro orden, el nuevo modelo de tipificación que se puso en marcha desde el 1 de enero de 2019 (resolución 32/2018 del Ministerio de Producción y Trabajo) es un paso más hacia la “normalización” del Sistema de Ganados y Carnes en la Argentina: generar reglas de juego claras que tiendan a minimizar las acciones oportunistas y poco transparentes, incluyendo elementos descriptivos y estimaciones de calidad de la res y de la carne, basados en mediciones objetivas, tales como: edad (a partir de la dentición), biotipo y conformación (por descripción externa de la res, en función de cantidad de musculatura, arqueo del costillar, etc.), terminación (engrasamiento subcutáneo), contusiones, peso de res, color de grasa, área de ojo de bife, color de la carne, pH de la carne, rendimiento de res y grados de marmoleo.
Es decir, el nuevo sistema de tipificación genera información clave para la valuación de los distintos cortes que se vendan, y dicha información permite que el consumidor esté dispuesto a comprar o a pagar un precio determinado por el corte que quiera comprar. Por ello afirmamos en un artículo publicado el año pasado que el nuevo sistema de tipificación iba a ser un impulsor de un cambio de paradigma de más de 80 años en la Argentina: el fin de la media res.
Y en los últimos días nos enteramos de una nueva decisión del gobierno nacional: ponerle fin a la comercialización de carne vacuna por media res. Según declaraciones del Secretario Etchevere, se estaría avanzando hacia una comercialización por cuartos que se pondría en marcha para el próximo año, comenzando por CABA y AMBA. Esta decisión estará ligada a obligatoriedad del Remito Electrónico Cárnico para las carnicerías.
La comercialización por cortes en vez de media res termina siendo la guinda de la torta para modernizar y normalizar el sistema en su conjunto, permitiendo vender los cortes en función de quien está dispuesto a pagar más por estos. Esto traerá aparejado que se generen incentivos y controles necesarios para promover inversiones a nivel productivo e industrial que permitan una mayor segmentación en función de la calidad de la carne. De esta forma se generarán más propuestas de valor para los clientes, mejorando la rentabilidad de todo el sistema en su conjunto, a partir de una mejor “integración” de la res en función de los mercados externos e interno, saliendo del paradigma “saldo exportable” y “cuidar la mesa de los argentinos”.
Hace unos años parecía que el sistema de ganados y carne estaba “bailando con la más fea”, donde matarifes bailaban en la TV. Las medidas impulsadas por el Ejecutivo, tanto de control fiscal como sanitarias, los procesos judiciales a gente que entorpecía el sistema en su conjunto, quedándose con tajadas importantes a la vista de algunos funcionarios y políticos que hacían la vista gorda, y el impulso que a todo esto le está dando la Mesa de las Carnes nos llevan a pensar que hoy estamos “bailando por un sueño”: el sueño de ser un país competitivo en materia de ganados y carne vacuna.
(1) Profesor Posgrados Agronegocios & Investigador Programa de Agronegocios y Alimentos Facultad de Agronomía-UBA
(2) Director y Profesor & Investigador Programa de Agronegocios y Alimentos Facultad de Agronomía-UBA
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