Sebastián Senesi y Hernán Palau
Profesores Maestría en Agronegocios-FAUBA
En el año 2005, asistimos a una de las mejores clases de nueva economía institucional de nuestra vida. Quedamos iluminados cuando escuchamos al Negro Ordóñez, pero esto era como ver a Maradona en un entrenamiento en Nápoles… sólo para unos pocos. Ese año participamos en el congreso ISNIE (International Society for New Institutional Economics) que se realizó en Barcelona. Allí se congregó un gran número de académicos, investigadores y alumnos bajo un mismo lema: comprender más y estudiar mejor los alcances de los costos de transacción. Dentro de los asistentes estaba Oliver Williamson, quien cuatro años más tarde, en 2009, ganó el premio Nóbel de Economía por “su análisis de la economía de gobernancia, especialmente en la definición de los límites de la firma”… ¡Nos queda esa linda sensación de haber estado cerca de un premio Nobel!!
Pero hace un par de días nos vimos ante una noticia que nos entristeció: el 21 de mayo pasado Williamson había fallecido en Berkeley, California, a la edad de 87 años. Conocer un poco más a Williamson llena de sorpresa: fue alumno de Ronald Coase y Herbert Simon. Estudió en el MIT, en Standford e hizo su doctorado en Carnegie Mellon University en 1963. Fue profesor en la Universidad de Pennsylvania y en Yale University en el área de Economics of Law and Organization. Su carrera académica continuó por la Universidad de California, donde realizó la mayoría de sus estudios. Es uno de los autores más citados en ciencias sociales y económicas.
Williamson marcó nuestras carreras académicas y profesionales, y de muchos alumnos que hemos cursado en la Facultad de Agronomía. De la mano de Héctor Ordóñez, y bajo el acompañamiento de varios profesores internacionales (Decio Zylbersztajn, Jacques Trienekens, Peter Zuurbier, Mike Cook, Fabio Chaddad, Marcos Fava Neves, entre otros), muchos alumnos de la Maestría en Agronegocios de la FAUBA recibíamos los distintos aportes que Oliver Williamson había hecho para comprender el estudio de los sistemas económicos desde la óptica de los costos de transacción.
Para dar una pequeña muestra, en nuestras respectivas tesis de Magister se mencionan más de 10 trabajos científicos de Williamson, en más de 40 oportunidades en el texto. Sus conceptos y fundamentos fueron la base teórica de más de 30 tesis de Magister en Agronegocios defendidas entre 2012 y 2020, así como más de 60 tesis de grado dirigidas por nosotros en la Cátedra de Comercialización / Agronegocios de la FAUBA.
El legado de Williamson está más vigente que nunca, y sus aportes para comprender cómo los atributos de la transacción influyen sobre los costos de transacción y cómo la correcta elección de la estructura de gobernancia permite reducir dichos costos, siguen siendo materia de investigación en diferentes escuelas de negocios del mundo. Otros autores como Claude Ménard, el mismo Zylbersztajn, Sylvia Saes, Eduardo Spers, Mario Mondelli, han utilizado estos aportes y validado o incluso re-adaptado a la realidad local sus teorías.
Williamson desarrolló, dentro de la nueva economía institucional, el abordaje llamado Economía de Costos de Transacción (TCE). Toma como base a Ronald Coase, quien planteó en 1937 que la naturaleza de la firma tiene su origen en los costos de transacción. Su foco de análisis está en las organizaciones, en el intercambio de derechos de propiedad, en la definición de los atributos de la transacción (frecuencia, incertidumbre y especificidad de los activos) y en estipular que las estructuras de gobernancia (mercado spot, contratos e integración vertical) son los medios organizacionales, a nivel micro (según palabras de Williamson, las micro-instituciones de gobernancia), para reducir los costos de transacción.
Dos aspectos fundamentales traen la obra de Oliver Williamson: profundizar el estudio de los costos de transacción y su ocurrencia, y establecer más y mejores criterios para comprender cómo bajar dichos costos. Porque Williamson era un estudioso del sistema económico, con el objeto de economizar, esto es: cómo establecer mecanismos de adaptación organizacional que permitan reducir los costos de transacción, siempre bajo un abordaje de eficiencia y comparación con otra estructura de gobernancia, bajo determinado ambiente institucional.
Al ser discípulo de Simon, el abordaje de Williamson se fundamentó en los conceptos de racionalidad limitada y oportunismo. Williamson planteaba que comprender en detalle la influencia de estos dos supuestos del comportamiento del ser humano era la llave para definir correctas gobernancias que minimizarán los costos de transacción. De ahí que en sus trabajos tuviera fuerte influencia el concepto incertidumbre. Por esta razón -los supuestos del comportamiento humano- es que por definición todos los contratos son incompletos, y que la falta de información genera costos ligados a la búsqueda de información a fin de no ser estafados, o establecer criterios que permitan definir contratos óptimos.
Los aportes de Williamson fueron claves para generar un cambio de paradigma. Él sostenía que la proposición de que la firma es una función de producción a la que se le asigna un objetivo de maximización de los resultados ha sido poco esclarecedora, tanto para los propósitos de la teoría de la organización como para la economía, dado que esta teoría neoclásica se “auto-limita en el estudio de la firma”.
En su trabajo de 1981 (The Economics of Organization: The Transaction Costs Approach), Williamson fue pionero en plantear que la unidad de análisis es la transacción (y no los productos ni las empresas) y que el estudio de las organizaciones debería volcarse a comprender cómo minimizar los costos de transacción. “Las aplicaciones sobre este abordaje requieren que las transacciones sean dimensionadas y descriptas las distintas alternativas de gobernancia” amplía Williamson, y menciona que la teoría de los costos de transacción es clave para comprender las distintas formas de organización. De esta forma, “… hay tantos tipos de organización porque las transacciones son muy diferentes y la eficiencia se observa sólo si la estructura de gobernancia ha sido bien diseñada para las necesidades específicas de cada tipo de transacción”.
Y aquí podemos ampliar sobre otro concepto que Williamson ha desarrollado en sus trabajos: la especificidad de los activos (Williamson, 1991; 1996). El factor fundamental es si la transacción que debe llevar adelante una organización está basado en la inversión en activos específicos. Estos activos pueden ser físicos (como por ejemplo una planta frigorífica), activos humanos especializados (derivados de entrenamientos y procesos específicos), la especificidad del lugar (por proximidad o singularidad), activos dedicados (inversiones realizadas para continuar un negocio), las marcas, así como la especificidad temporal (la perecibilidad). Esto puede generar cierta vulnerabilidad, tanto para proveedores como para compradores, dado que la posibilidad de cambiar dicha transacción puede implicar pérdida de valor.
Ante esta situación, el simple mercado spot puede generar altos costos de transacción para ambas partes, por lo que la gobernancia puede pasar a un modelo tipo contrato (que incluyan sanciones, mecanismos de solución de controversias, salvaguardas, etc.). En última instancia, la integración vertical (“propiedad unificada” según Williamson, 2002) se formula a medida que se acumulan sucesivamente los riesgos de dependencia bilateral. Se considera que la adaptación es el propósito principal del estudio de la economía, donde la combinación necesaria de adaptaciones autónomas y adaptaciones coordinadas varía entre las transacciones. Específicamente, la necesidad de adaptaciones coordinadas se acumula a medida que se profundiza la especificidad de los activos, debido a la dependencia bilateral y la necesidad de mantener la transacción.
Estos conceptos volcados en el presente documento, siguiendo los distintos trabajos de Williamson, están más vigentes que nunca en la realidad que viven los agronegocios actualmente. La incertidumbre es elevada, debido a las perturbaciones institucionales, organizacionales, tecnológicas y comerciales, y, por otra parte, existe una necesidad de invertir en activos cada vez más específicos debido a la sofisticación de la demanda y la necesidad de activos dedicados. El esfuerzo de las organizaciones está entonces en establecer gobernancias eficientes que permitan reducir costos de transacción actuales y posibles costos futuros por nuevas contingencias. Como dice Williamson, la necesidad de adaptaciones coordinadas es una realidad y los actores económicos deben impulsarla a fin de reducir los costos de transacción y generar eficiencia.
Para culminar, se detalla una pequeña reseña del CV de Oliver Williamson. Su obra mantendrá a muchos el interés de seguir estudiando las organizaciones y las formas de gobernancia. Es nuestra iniciativa seguir enseñando sus teorías, para que a los más de 10.000 alumnos que pasaron por las aulas de la FAUBA que estudiaron sobre los agronegocios con sus conceptos, se sumen otros miles más. Williamson seguirá siendo un faro para encontrar diseños superadores que permitan mejorar la productividad de los sistemas económicos.
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