Columnista invitado (*) | En la Argentina dicotómica, todo vale. Es imperioso demostrarle al otro que está equivocado para sostener la propia verdad absoluta.
Afortunadamente para un país productor de alimentos y bebidas, en los últimos años hemos vivido grandes cambios en la dieta alimenticia de los seres humanos. Miles de personas ingresaron al mundo de las proteínas animales y otras tantas transitan una alimentación alejada de ellas. Los gustos y necesidades de los consumidores cada vez mas segmentados le otorgan a un país como la Argentina la posibilidad de poder ofrecer y satisfacer a “todos”.
Hoy hay tantos consumidores diferentes (tradicionales, vegetarianos, veganos, etc, etc) como documentos científicos que sostienen cada uno de esos consumos. Esa gran diversidad y creatividad en el momento de elegir los alimentos parece no corresponderse a la hora de sostener una idea o un gusto y buscar consensos. Tampoco es fácil interpretar por otra parte de la sociedad, la rapidez en los cambios de hábitos, gustos y pensamientos y muchas veces nos sentimos amenazados por ellos.
Entonces pareciera que mi verdad debe prevalecer por sobre el otro ya que en nombre del bienestar general, de los animales o de mi trabajo tengo el derecho de accionar contra quien no piensa como yo. Interrumpir un acto con pancartas o correr a caballo a quien lo interrumpió, no parecieran ser actos cívicos propios de nuestros tiempos.
Casualmente o no, durante estos últimos días, diputados del oficialismo y oposición aprobaron avanzar con la modificación de la Ley 14.346, que establece las penas para las personas que maltraten o sean crueles con los animales. Respecto de la propuesta original, el dictamen tuvo cambios para preservar a la producción agropecuaria. El dictamen se logró a partir del consenso de 25 iniciativas impulsadas desde todos los bloques.
Diputados de todos los sectores, confirmaron que el dictamen prevé una ley que “amplíe la conceptualización del maltrato y crueldad, una protección con penas más severas y una concientización mucho más amplia”.
Hoy hay tantos consumidores diferentes (tradicionales, vegetarianos, veganos, etc, etc) como documentos científicos que sostienen cada uno de esos consumos.
Un detalle interesante y sostenido por una realidad que convive con nosotros casi históricamente es que de la propuesta original se eliminó el articulo que penaba la tracción a sangre, aunque se propone buscar una legislación alternativa. El nuevo proyecto propone aumentar las penas por malos tratos, ampliar la tipificación por malos tratos y aumentar las penas por crueldad, etc, etc.
Es decir, la Argentina cuenta con una Ley que se ocupa del maltrato animal (la cual debe ser el vehículo para analizar si hubo o no maltrato a los animales en el acto de la Sociedad Rural Argentina), la cual fue modificada por la Cámara de Diputados en el último mes. Todavía queda una instancia de negociación, en la cual se pueden introducir cambios antes de obtener la media sanción y que pase al Senado para su tratamiento. Parecería ser este el espacio para poder plantear las ideas.
Repensemos todos qué país queremos. Modelos propositivos o destructivos. Civilización o Barbarie.
(*) Sebastián Senesi es director de la maestría de Agronegocios – UBA
Fuente: https://tn.com.ar/opinion/los-animales-y-la-argentina-dicotomica-civilizacion-o-barbarie_982339
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